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Lunes, 10 de marzo de 2025


Un espermatozoide en apuros
Juan Esquembre, 07/10/2008

No podíamos ser en todo los primeros. Según un estudio clínico realizado sobre una muestra significativa de varones, nacidos y criados en todos los rincones de España, resulta que la comunidad, región, país o nacionalidad con peor calidad de líquido seminal ha resultado ser la Comunidad Valenciana, entrando en la meta "ex aequo" con Cataluña.

Si a eso le añadimos la tardanza en la emancipación de los jóvenes y la escasa excitación que supone hablar de la hipoteca y de la subida del euríbor cuando apagamos la luz, nos daremos cuenta de la necesidad que tenemos de seguir contando con la inmigración si queremos cobrar las pensiones y que nuestra pirámide de población tenga base suficiente para soportarnos con un cierto grado de bienestar colectivo.

No me parece de recibo, por otra parte, que nuestros políticos no hayan dado a este asunto la trascendencia que tiene cuando vamos, en el mejor de los casos, con destino a una sociedad de servicios que necesita mano de obra joven, abundante y, sobre todo, barata.

Según los entendidos, no resulta tan fácil tener que disparar tres veces para dar en la diana. Pronto cunde el desánimo y la rutina se encarga de hacer todo lo demás.

Bien es verdad que, de vez en cuando, no le viene mal al hombre una cura de humildad.

Siempre habíamos asociado la fertilidad a la condición femenina cuando ahora va y resulta que nuestra semilla varonil es la que no está en buenas condiciones.

Creo que no hay más remedio que ponerse a recuperar el tiempo perdido y conseguir estar a la altura de gallegos y andaluces en el más breve plazo de tiempo posible.

Habrá que cambiar las pautas de conducta, la alimentación o las condiciones medioambientales que se han convertido últimamente en la causa directa de todos los males que acechan a la humanidad.

También pudiera darse el caso que necesitáramos leer la Biblia con mayor fruición de lo que lo hacemos para darnos cuenta y entender los innumerables castigos que han venido recibiendo los pueblos ególatras, aquellos preocupados sólo por las cosas materiales o aquellos que sólo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena.

Así lo ha puesto de manifiesto con acierto el Papa Benedicto XVI en el vigésimo segundo Sínodo de los Obispos que se celebra estos dias en Roma.