Después de la visita del Papa nos hemos quedado pansios y no me extraña porque para ser tan modositas las familias esas, que deben de haber venido en nave espacial porque en la Tierra no se conocen especímenes tales, tanto a ver y escuchar el espíritu del señor, como si de reencarnaciones de los Flanders (The Simpsom) se tratara, han dejado Valencia hecha unos zorros.

Ahora que vengan a decirnos nuestras graciosas autoridades lo del botellón y las basuras, y estas familias tan de rezar han dejado el jardín de las Artes y las Ciencias como si hubiese pasado Atila por ellos. Qué tanto cagadero por ahí esparcido parece que no ha servido para nada, con lo que habrá costado. Al parecer no se habían venido de casa arregladitos como manda la buena educación. Mucho Santo Padre pero no les enseñan a sus hijos, ni con el ejemplo, que de casa se va uno con todas las necesidades hechas. Además parece que también desconocen el significado de las palabras “Papelera” y “Contenedor”. Tendremos que llamar a Super Coco para que les dé algunos conceptos básicos de civismo.

Daba pena y miedo ver el antes y el después. Además, que nos han salido baratos los chicos, porque no se han gastado ni un clavo. El bocata si se lo han traído de casa, eso sí, además como el consistorio se encargó de repartir fuentes por todos lados pues también tenían la bebida gratis, y luego venga a dar por donde amargan los pepinos con el trasvase y aquí vienen miles y miles de píos a beberse el agua a lo tonto me lo bailo.

Que como decíamos la semana pasada, esto huele, y mucho, porque mucha visita del Papa, mucha reclusión para los ciudadanos, mucho gasto indiscriminado que sale de las arcas públicas que son de todos, recuérdenlo bien, y luego nos vamos de rositas por donde hemos venido y aquí os dejamos el merder. Total como los valencianos ya estamos acostumbrados...
Mientras tanto seguimos viendo reportajes en la televisión autonómica, Casal Bou, muy profesionales ellos, del gran metro que tenemos y lo macromoderno que es, olvidando a las 42 personas que se despidieron de este mundo en sus instalaciones la semana pasada.

Esto no tiene arreglo, ni aunque venga el Papa a decirlo.