En Valencia somos unos adelantados, ya lo dice nuestro President, "siempre estamos en un momento histórico", es como vivir el día de la Marmota eternamente, siempre somos innovadores, siempre vamos por delante, siempre, siempre y tanto, tanto que quemamos las Fallas antes de tiempo y si no que se lo pregunten a los de seguridad que guardaban la Falla de la Plaza del Ayuntamiento el pasado viernes.

Qué felicidad, sin "escomenzar la mascletá, ni na". Que adelantos, vamos.

Y es que aquí, en esta tierra de luz, los que mandan vuelan en un lugar multicolor como la Abeja Maya, mientras los pobres mortales tenemos que pagar una falla que encima la queman antes de tiempo.

El caso es que, a ver, si las fallas las plantan el 15 por la noche por qué las ponen antes. Un mes antes ya cortan calles, y comienzan a plantar muñecos, pues que se los quemen es lo mínimo que puede pasar.

Pero esto no es todo, porque no sólo cortan todas las calles, sin preocuparse por el resto de los mortales, en casi tres semanas Valencia no es de los valencianos, sino de los falleros que se apoderan de aquello de “La calle es mía”.

Para lo que no tenemos ese espítitu fallero, es una terrible pesadilla que tenemos que padecer año tras año sin poder dormir porque la verbena la tenemos en casa, sin poder andar con relajación porque el tiro de petardos, que haberlos haylos, es indiscriminado, sin poder aparcar en ningún sitio, sin poder llegar a tiempo a trabajar, y arrastrando una pena inmensa de no poder escapar de esta ciudad que se convierte en un polvorín hasta la traca final del 19 de marzo.

Pies para qué os quiero. Qué arda Valencia pero que por favor este año no nos pille dentro.