Un servicio de Valencia Marítima
Viernes, 10 de enero de 2025

Tropiezos

Virus
Avirul, 03/02/2006

Tenemos la nariz como un pimiento reventón y un embotamiento de cabeza como si nuestro ordenador nos hubiera contagiado un ataque de troyanos. Tanto que por las noches nos da miedo dormirnos por si se nos llevan la cabeza, aunque pensándolo bien a veces no perderíamos nada.

El colapso llega un buen día cuando nuestro cuerpo decide que no se levanta de la cama.
Llamamos al trabajo y a continuación (así nos maten si podemos hacerlo, pero sabemos que es necesario) hay que ir al médico, a compartir nuestros virus con el resto de mundo y a recibir los que no tenemos "repes". Habrá que tomárselo de la mejor manera posible.

Unos ánimos que desfallecen después de tres horas a punto de despeñarnos de la silla, conteniendo la respiración porque como se nos sigan pegando bichos, moriremos por explotación. No podemos más, cuando un señor se decide a romper la monotonía vaciando su estómago a nuestros pies. Sí señor, ¡Con flores a María!, y sin estar en mayo.

Por suerte nos reciben antes de comenzar nosotros también el espectáculo y mostrarle nuestros presentes a la señora estirada de al lado (la gente se pensará que por levantar la cabeza hasta el borde del descorche, el resto de los mortales les respetamos más. Pobres ilusos. Además, que al terminar el día tendrán que ponerse crema porque si no les saldrán estrías) en fin, se libró de milagro.

Entramos en la consulta y nos recibe Juan Tamarit (asombroso parecido, en un alto estado de borrachera vírica nuestro cerebro hace el resto). Ni nos pregunta que nos pasa del estado tan lamentable en el que nos encuentra. Con un gesto nos indica que abramos la boca. No queremos. Mirada insistente del doctor. Accedemos con miedo por si le tiramos las rosas a él, ahora que nos habíamos alegrado de verle. Saca un palo a modo de varita mágica y a la de tres, la tenemos dentro rozando la campanilla. A punto de tirar las flores (como l'Amparo del Pozi), nos deja en paz y se dispone a doparnos. Cinco recetas. Estamos convencidos de que en 24 horas no nos va a dar tiempo a tomárnoslas todas. Y en el caso de que nos de, nos vamos a quedar tontos de por vida. Y mira que ya estamos bastante...Aunque lo mismo nos da por estirar la cabeza también a nosotros.