Pones la tele y sale un tío saltando vallas o amarres, (no se diferencia bien) en la playa, con cara de subnormal profundo y cada vez que salta una y no se cae al agua, eleva la estupidez de su rostro al cubo, ya me dirán ustedes la gracia del anuncio y qué valores son los que intentan transmitirnos porque de momento nosotros no hemos pasado de la vergüenza ajena. Es que es pa'verlo, con su cocodrilo cosido pensando que con eso ya está todo dicho. Nos preguntamos si alguien se ha sentido seducido por esta campaña de marketing de la conocida y pirateada marca, porque en el caso de que el anuncio le haya hecho reaccionar y soltar el bolsillo, mejor que se lo haga mirar cuanto antes, a ver si es que sus neuronas se han apuntado a un viaje del IMSERSO o han decidido seguir los pasos de estos anuncios y evaporarse.

Pero hay más, después del aluvión de las navidades, en el que cada dos spots publicitarios uno era de perfume, nos hemos puesto las botas, tanto que en algún momento nos daba miedo que entrara un rebaño de ovejas por el salón de nuestra casa y rematar el cuadro buñuelista, pero en malo, que nos ofrecían desde nuestro televisor.

Además, menuda manía les ha entrado a todos los creativos de tener que decir el nombre del perfume, o lo poco que digan, en otros idiomas, sobre todo inglés, que no entendemos nada, entre que lo que sale no tienen ningún sentido y que lo que hablan lo hacen en extranjero, como diría nuestro abuelo, no hay por donde pillar el asunto.

Porque en su mayoría recrean situaciones inverosímiles. Inés Sastre andando sobre las aguas como Jesucristo, en un día de perros, con un frío que tiene que hacer como para ir por ahí descalzo. Pues ella tan feliz, con los zapatos en la mano, haciéndonos pensar que se ha
bebido la colonia (el frasco entero) en vez de echársela.
(continuará...)