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Tropiezos
Vamos de obra
El consabido refrán de los obreros de la construcción (profesión honrada y meritoria tanto como cualquiera) "Esto lo arreglo yo en dos patás" ha debido de ser la base del modus operandi del Ayuntamiento de Valencia a la hora de tener la peregrina idea de convertir la Avenida del Puerto en dirección única.
Alguien nos puede explicar para qué, si los ultramillonarios que vienen a la America's Cup lo hacen en su mayoría por mar y al resto de los hijos de vecino nos la trae al fresco que se pueda venir desde el centro con veinte mil carriles en un solo sentido, si realmente no sabemos cómo irnos de aquí.
Lo que no deja de sorprender es el ahínco con que se han tomado lo de "arreglar" la zona portuaria para esta celebración deportiva, que sin duda tiene gran repercusión mediática, pero aún está por ver la que tendrá realmente a pie de obra. El caso es que las personas humanas que transitamos la zona no podemos andar con normalidad por la calle entre tanto escombro, eso cuando no se rompe alguna cañería y se inunda la calle y los establecimientos de allende. Y que luego venga el seco Júcar a arreglar el desastre del Vinalopó, pero en la Avenida del Puerto se desperdician miles de litros de agua en unas horas, como para regar unos cuantos "amables" campos de golf (¡primera necesidad, oiga!) y no pasa nada. También podrían haberse parado a pensar en la repercusión de las obras esas, que se arreglan con dos "patás", en los establecimientos que se encuentran inmersos en la neblina esta que más parece antrax, bastante molesta para ellos y sus clientes. Nos da la impresión de que el 2007 no viene cargado precisamente con un pan debajo un brazo, y si lo trae cuando llegue ya estará más duro que un canto, porque hemos comenzado demasiado pronto a sufrir esta fecha que sólo nos traería a los valencianos parabienes, y si seguimos así habrá que reponer a Lobatón para que nos los encuentre. De momento, es prácticamente imposible llegar a trabajar sin parecer que también trabajamos en la obra de las dos "patás" (insistimos, que no pasaría nada pero no es el caso), entre tanta polvareda, agua y sudor (de las tres mil vueltas a la manzana que llevamos ya a primera hora de la mañana para poder dejar en un lugar seguro nuestro pobre utilitario). Un momento histórico, sí señor. |
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