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Tropiezos
Por su comodidad
Nos invaden las máquinas. Lo más gracioso es que las multinacionales nos han vendido la cabra de que lo hacen porque "es bien". Como siempre, nosotros pagamos las consecuencias de las reales disminuciones de costes de ellos.
Ni cortos, ni perezosos, nos dirigirnos a una cabina de teléfonos para exigir nuestros derechos a una de esas multinacionales eléctricas opadas hasta las cejas, lo de la cabina es porque como es tan barata la telefonía y tan eficiente lo de hablar con máquinas, sabemos de antemano que nos podría costar un imperio si osamos llamar al 902 por la mañana desde el móvil. Así que metemos nuestro euro, marcamos y oímos como un contestador nos cuenta: "para su comodidad (ya empezamos) si quiere recibir información marque el 1, si quiere hablar con facturación marque el 2..., si quiere adoptar una espuerta de ratones marque el 90", resultado media hora sólo para que nos digan los numeritos que tenemos que marcar. Marcamos. "Buenos días (otra máquina), si tiene una avería marque el 1, si quiere ampliar su instalación, marque el 2..., si cree estar en un agujero negro, marque el 90".
Marcamos. "Nuestras operadoras están ocupadas, espere unos momentos" (música para vomitar como si tuviéramos colitis múltiple). Oímos un clic. Estamos fuera. Llevamos ya cinco euros consumidos, hemos visto pasar por nuestras narices a media ciudad, se nos ha dormido el brazo y la oreja, estamos deshidratados por la vomitera del final y aún no hemos conseguido que nadie nos explique nada, eso sin contar que ya no nos cabían más números en la cabina y que nos ha parecido escuchar la voz de Mazinger Z, con esos tonos tan raros con que recitan sus frases esas máquinas, que decimos nosotros que por lo menos las súper compañías saca sangres podrían contratar gente que hable normal para hacer las grabaciones, porque entre el tonito, y todo lo demás que nos ha pasado sin salir de una cabina de teléfonos, es que nos dan vueltas las niñetas de los ojos. El resultado es que en los tiempos que corren cuando vemos a una señora que no puede mantenerse en pie, ni consigue dar dos pasos en línea recta no pensamos "está borracha", sino "pobre, otra que ha llamado a Ipertrola". Una pena. |
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