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Viernes, 18 de octubre de 2024


Historias del Puerto de Valencia. Los Poblados Marítimos, la simbiosis entre el mar y la ciudad de Valencia
VM, 03/10/2024

Uno de los enclaves más representativos de Valencia es su playa, la Malvarrosa. Este lugar que reúne miles de sombrillas en verano, no siempre formó parte de la ciudad. Inicialmente, lo que hoy conocemos como Poblados Marítimos, correspondientes al distrito 11 y conformados por los barrios de Nazaret, el Grao, Malvarrosa, Cabañal-Cañamelar y Beteró, fueron independientes de Valencia ciudad, dando lugar a una identidad propia que continúa vigente actualmente. pic

Prueba de ello, es que acogieron a personajes ilustres como Joaquín Sorolla o Vicente Blasco Ibáñez.

La relación de estos barrios con el mar y con el puerto es inseparable, pues, además de ser parte del litoral de Valencia, conformaba un antiguo pueblo que acogía a pescadores. El legado arquitectónico de los barrios que forman este distrito ha derivado en su declaración como bien de interés cultural con sus calles largas y estrechas que son consecuencia de la construcción de las antiguas barracas. Estos edificios servían como viviendas de pescadores y también como pequeños almacenes para sus herramientas.

En la playa estaban las barcas de pesca, todas ellas sobre la línea de playa. El patrimonio social, arquitectónico y social sigue presente en todas y cada una de sus calles. Sus tradiciones siguen vivas, como puede ser la Semana Santa Marinera, costumbre que ha pasado de generación en generación mezclando religión y arte.

Inicialmente, el puerto de Valencia tenía una ubicación diferente a la actual. La línea de costa estaba demasiado expuesta a los agentes de la naturaleza y supuso, en un principio, un inconveniente para los intercambios comerciales. pic

A partir de 1450, Valencia ya contaba con 75.000 habitantes aproximadamente convirtiéndose en la más poblada de la Península Ibérica. Su puerto le acompañaba porque supuso el más importante de la Corona de Aragón, contando con rutas hacia Italia, Europa Occidental y el Norte de África.

Fueron unos siglos en los que el puerto creció y en él se realizaron diversos proyectos. Pero estos intentos de mejora no resultaron eficientes debido a que se comenzaron a construir las avenidas del río Turia y la playa comenzó a crecer. Además, a todo ello se sumó que el tráfico del puerto creció obteniéndose privilegios comerciales con otros reinos y con América.

La vida continuó avanzando y ya en el siglo XIX, con el desarrollo de la burguesía comienza el aumento de la industrialización y, con ella, el comercio exterior, de manera que queda reflejada la necesidad de mejorar la infraestructura portuaria y las comunicaciones a través de esta, para mejorar así las exportaciones de la ciudad.
El puerto hasta ese momento estaba aislado, por lo que fue necesaria la construcción del ferrocarril para solucionar los problemas de conexión. Esta acción dio lugar a una serie de diques que se construyeron con el objetivo de contener la aportación de arena y un muelle al sur para desplazar el río. Con esta intervención se consiguió frenar la cantidad de sedimentos que arrastraba el río. Este fue el punto de partida para construir el “nuevo puerto”, ya que detrás de esta acción, se comenzaron a edificar los tinglados que hicieron de almacén de diversas frutas y hortalizas además del Edificio del Reloj que hoy acoge las oficinas de la Autoridad Portuaria y que en su día sirvió como Estación Marítimo de pasajeros.

El Grao
Una de las características que distingue a El Grao de otros barrios del distrito de los Poblados Marítimos de Valencia es su fuerte identidad portuaria y su enfoque en la actividad marítima. A diferencia de otros barrios cercanos, El Grao tiene un puerto que no solo es centro de actividades comerciales, sino también un lugar de ocio y turismo.

Además, la arquitectura de El Grao refleja su historia como un antiguo puerto pesquero y centro industrial, con edificios que datan de finales del siglo XIX y principios del XX, lo que le da un encanto especial. Su mercado, enfocado en productos frescos del mar, también resalta su conexión con la pesca.

Los eventos culturales y festivales también son un aspecto frecuente de este barrio, en la mayoría de los casos de temática relacionada con el mar.

Cabañal-Cañamelar
Como el resto de barrios que forman los Poblados Marítimos, el Cabañal-Cañamelar está vinculado con el mundo de la pesca. Originado por un grupo de pescadores que se asentaron en el Cabañal, con sus familias para dedicarse a la pesca alrededor del siglo XIII. En el XVII recibió el nombre de Cabañal, ya que hasta entonces se conocía como Pueblo Nuevo del Mar.pic

El Cabañal fue uno de los primeros núcleos en formarse. Sus habitantes vivían en humildes cabañas de madera. Durante siglos, la pesca fue la principal actividad económica, y los habitantes del Cabañal desarrollaron una cultura particular, marcada por el mar y la tradición pesquera.

Por su parte, el Cañamelar recibe el nombre por ser una antigua zona de cultivo de caña de azúcar. Esta zona experimentó un crecimiento paralelo al del Cabañal y ambos poblados se fusionaron en una combinación de economía y cultura.

La arquitectura de estas áreas es un reflejo de esta tradición marinera. Las casas de una o dos plantas, con fachadas decoradas con cerámicas y azulejos, siguen siendo uno de los elementos más distintivos de la identidad cultural de estos dos barrios que se fusionan siendo uno.

La historia valenciana va unida a la de este barrio marítimo. El Cabañal-Cañamelar llegó a ser un municipio independiente en el siglo XIX, bajo el nombre de Pueblo Nuevo del Mar. Todavía hoy es un barrio de pescadores, protagonista de las estampas más costumbristas, donde la vida tiene otro ritmo, más calmado y alejado del ruido de la ciudad.

La Malvarrosa
El barrio de La Malvarrosa tiene su origen en el siglo XIX y fue, inicialmente, una zona de expansión de la ciudad de Valencia hacia la costa. El barrio debe su nombre a las plantaciones de malvarrosa. Se trata de una planta medicinal y aromática que se cultivaba en esta zona húmeda que propició y facilitó la prosperidad de esta especie vegetal. pic

A su vez, se construyó la Vía Pedrera del Puig, que sirvió de conexión entre el puerto y el barrio, ya que a través de esta se llevaba a la infraestructura portuaria bloques de piedra para la escollera. Se trataba de un terreno cruzado por acequias que iban desde la Cadena hasta la acequia de Vera.

La historia de este barrio se remonta al siglo XVIII, cuando las grandes familias de la nobleza acumulaban sus terrenos en esta zona. Todo ello era recompensa por parte de la realeza a las personas destacadas al servicio de la corona.

La situación cambia con la desamortización, proceso por el cual las tierras dejan de ser propiedad de la realeza y el clero para pasar a ser de la burguesía convirtiéndose así en objeto de especulaciones y compra-venta entre las personas más adineradas.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, las epidemias, las seguías e inundaciones provocaron la pérdida de las cosechas y, por tanto, la escasez de productos y el aumento del precio de estos. En esta misma época, tuvo lugar la introducción del ferrocarril en este barrio. La conexión de Valencia hacia el resto del mundo dio así un paso más.

Uno de los hitos más importantes de la Malvarrosa fue la instalación de la fábrica de gas de Valencia a finales del siglo XIX. Aunque esta infraestructura industrial generaba empleo, también atrajo a un importante número de familias trabajadoras que se asentaron en el área, dándole un carácter mixto de barrio obrero y zona turística.

Nazaret
Nazaret, en la desembocadura del río Turia, es otro de los Poblados Marítimos con una historia fascinante. Este barrio se desarrolló a partir de una pequeña ermita dedicada a San José de Nazaret y fue, durante mucho tiempo, un asentamiento rural con una importante población dedicada a la agricultura y la pesca. Con el paso del tiempo, la proximidad al puerto transformó Nazaret en un barrio industrial y marinero.

Beteró
Beteró está situado al este de la ciudad y limita al norte con la Malvarrosa, al este con Cabañal-Cañamelar, al sur con Isla Perdida y al oeste con La Carrasca. Nace a raíz de la construcción tanto de grupos de viviendas sociales como de la mano de la urbanización del espacio que actualmente comprende el barrio. Esta zona, que era de huerta, estaba salpicada por las alquerías y diversas edificaciones propias del paisaje agrícola. A su vez, la proximidad al mar le confería cierto carácter relacionado con la pesca como eje vertebrador de los Poblados Marítimos en su conjunto.

La propia lógica del barrio viene marcada por la separación que la vía del ferrocarril realizaba entre el este y el resto del distrito.

Este barrio está próximo al Cabañal, pero la vía le hizo funcionar durante mucho tiempo como un barrio periférico dentro del conjunto de los Poblados Marítimos. Bajo esta lógica, el barrio fue cimentado principalmente a través de construcciones de vivienda social, aspecto que acabarían por caracterizar al barrio.

La primera construcción de carácter social en Beteró. Se trata de los Grupos de Viviendas Protegidas del periodo 1939-1954. Durante estos años se elaboró el programa de Reconstrucción Nacional, llevado a cabo por la dictadura franquista.

Ya en la década de los sesenta del siglo XX, tras la riada de 1.957, se lleva a cabo un plan que logrará reubicar a todos los afectados.

El final de la dictadura supuso la reorganización de la ciudad de Valencia de la mano de la administración democrática. En lo que respecta a Beteró, fruto de la próxima constitución de las Juntas de Distrito y la elaboración de su Reglamento, el barrio fue incluido en el distrito de Poblados Marítimos.

Posteriormente, a partir de la década de los ochenta del siglo XX, la ciudad de Valencia continúa su proceso de expansión. Esto se ve reflejado principalmente en la zona del barrio que queda al sur de Blasco Ibáñez, donde las nuevas edificaciones de varios pisos en altura difieren significativamente de la trama original de protección oficial que se sitúa al norte de la avenida.

Actualidad
En las últimas dos décadas, los Poblados Marítimos de Valencia han experimentado una profunda transformación. Barrios como La Malvarrosa y El Cabañal han visto un renacer cultural y turístico, pero también han sufrido las presiones de la gentrificación.

El puerto de Valencia sigue siendo uno de los más importantes de España y del Mediterráneo, lo que ha mantenido una importante actividad económica en la zona. No obstante, la pesca, que fue la actividad principal durante siglos, ha ido perdiendo protagonismo frente a otras actividades económicas como el turismo.

La historia de los Poblados Marítimos de Valencia es la historia de una asociación entre el mar y la ciudad. Desde los humildes asentamientos de pescadores en El Cabañal hasta la playa de La Malvarrosa, estos barrios han experimentado continuas transformaciones. A lo largo de los siglos, han mantenido una identidad propia, marcada por su relación con el Mediterráneo.