El Mar Mediterráneo es un generador directo de empleo, riqueza, conocimiento, innovación y progreso. Así lo pudimos contrastar durante la celebración del Foro Económico y Social del Mediterráneo, donde personalidades de los diferentes sectores tuvieron su espacio de debate y exposición de ideas.

Este foro tuvo lugar en nuestra capital valenciana, la cual se ha convertido en todo un referente del desarrollo sostenible tan ansiado y necesario para nuestra sociedad. Prueba de ello es el reconocimiento asignado a Valencia como la capital verde europea de 2024, gracias a la definición de estrategias enfocadas a diseñar ciudades comprometidas con un crecimiento social y económico en sintonía al cuidado del medio ambiente.

Valencia se ha convertido en los últimos años en una ciudad atractiva para las inversiones y la captación de talento y por ende de conocimiento, lo que estimula el progreso tecnológico y fomenta la innovación en busca de un futuro mejor.

Aunque esta noticia no se si me asusta más que me alegra, pues ya sabemos todos los problemas derivados del crecimiento económico que ocurren en grandes capitales como Madrid y Barcelona. Sube el precio de la vivienda y de la vida a niveles desorbitados, también se saturan las infraestructuras lo que la hace inhabitable para los autóctonos. ¿Estamos construyendo las ciudades para los habitantes o para los de fuera? Esta pregunta también salió a la palestra durante el foro, y como respuesta se planteó un modelo de ciudad que no sea solo receptiva, sino que active y fomente la creación y el desarrollo, pues las ciudades deben ser diseñadas pensando tanto en los residentes como en los futuros habitantes que traerán consigo la innovación y dinamismo que tanto necesitamos. Construir ciudades que potencien los activos necesarios para convertirse en imanes de mentes brillantes, ciudades capaces de atraer y retener talento.

Robert D. Kaplan, un reconocido geopolítico de talla mundial, afirmó durante su intervención que el Mediterráneo supera en potencial a lugares tan exóticos como el Caribe o el mar de Indonesia. Esta comparación no solo destaca las virtudes estéticas del Mediterráneo, sino que también subraya su posición estratégica como cruce de culturas, comercio e ideas. En este contexto, el desarrollo del corredor mediterráneo en el Mar Mediterráneo se presenta como una oportunidad clave para potenciar aún más esta región, facilitando el transporte y la conexión entre los diferentes puntos estratégicos del litoral mediterráneo, hasta Europa del Este.

Este enfoque proactivo hacia el desarrollo urbano y regional sostenible es un llamado a la acción para todos los actores involucrados: desde el gobierno local hasta los empresarios y la sociedad civil. Solo mediante la colaboración y la visión compartida podremos asegurar que el Mediterráneo, se destaque no solo por su belleza natural, sino también por su dinamismo y su capacidad de innovación. Necesitamos reconducir la forma en la que estructuramos nuestras urbes.

Consiguiendo un compromiso real por parte de las instituciones públicas y las empresas, España podrá atraer talento, cuidar de sus habitantes, fomentar la innovación y la sostenibilidad y con el corredor, expandir su influencia más allá de nuestro querido Mar Mediterráneo.

Victoria Company Ochoa
Estibadora eventual del Puerto de Valencia y estudiante en Relaciones Internacionales