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Sábado, 23 de noviembre de 2024


El negocio del tránsito, ¿transitario?
VM, 22/02/2024

Así dicho, parece nos referimos al negocio de las multas de tráfico, las autopistas, la industria automotriz o incluso APPs de radares, mapas de navegación o venta de coches, pero en un sentido general no denota el negocio logístico, de TRANSITARIO, agente de carga o intermediario forwarder.

Y es que la figura del transitario de toda la vida se está desvirtuando de manera escalonada a medida que las nuevas tecnologías entran en escena y en todos los dispositivos electrónicos de la cadena de suministro global.

En teoría se trata de responsabilizarse de la reserva de espacio de carga, la organización de documentos de envío y aduanas, la consolidación y desconsolidación de cargas parciales, la contratación de servicios de transporte, la gestión de seguros de carga, y el seguimiento/coordinación del transporte desde el origen hasta el destino final. Pero nada más alejado de la realidad actual, en la que el Forwarder no vende, es parte de la cadena de suministro de los clientes. Se vende seguridad, integridad y movimientos en tiempo y forma para que los negocios funcionen correspondientemente. El transitario actual debe ofrecer un servicio adicional de confianza, profesionalidad y honestidad, valores de lo que la industria peca por su escasez. Vivimos una época de globalización exacerbada en la que se concentran los negocios en las empresas más grandes, dado que las PYMES poco pueden competir en recursos, innovación y adaptación digital vanguardista. Cuanto mayor es la organización, mayor especialización y profesionalidad. Por ejemplo, las multinacionales logísticas y transitarias, soportan mejor los Cisnes Negros como fue el COVID-19 o resultan ahora la sequía del estrecho de Panamá o los piratas del Mar Rojo. Sus equipos de estrategia, compras y operaciones reaccionan antes con contramedidas establecidas de antemano, cosa que a las PYMES les cuesta por falta de personal adecuado, saber hacer y recursos de manera generalizada. Un ejemplo claro es la trazabilidad real de la carga. La información es poder y las grandes empresas gastan en programas especializados y aplicaciones para ofrecer seguimiento en tiempo real, cosa que las PYMES les resulta imposible y dependen de información de terceros ante sus clientes. Además, el tema de sostenibilidad, ética y ESG son necesarios para trabajar con grandes cuentas, siendo aspectos poco considerados por las pequeñas y medianas empresas transitarias, aquí y en todo el mundo.

Obviamente los proveedores de transporte, navieras, aerolíneas, ferrocarriles y camioneros tratan de manera diferente a las grandes multinacionales o grupos nacionales respecto del resto del sector, tanto en tarifas como en condiciones especiales que desvirtúan el mercado natural. Pero como esto es la jungla, gana el más fuerte y se lleva las piezas más codiciadas del negocio.

De este modo, el clásico negocio de transitario se ha visto viciado por la globalización, la digitalización y la concentración de poder en el negocio en manos de grandes empresas. El colofón es la falta de adaptación al cambio existente en la industria, en la que impera el: "siempre lo hemos hecho así" tan venenoso para las organizaciones mercantiles con ánimo de lucro. Sirvan esta columna para reconocer la labor de tanto transitario pequeño y mediano que han dado vida al comercio del país.

Este año, con crisis, los resultados menguantes respecto a años anteriores post COVID-19, es, algo lógico.

Quim Eugene’s