El Edificio del Reloj es el gran emblema del Puerto de Valencia. La, hoy, sede del Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Valencia ha pasado por diferentes usos durante sus más de cien años de historia, desde que fue proyectada en 1910 -a raíz del Plan General de Obras de Ensanche y Modernización del Puerto-, diseñada en 1914 por Federico Gómez de Membrillera e ideada por el director del Puerto, José María Fuster -inspirada en la estación de Lyon en la época- y construida en 1916 -declarada entonces como Bien de Relevancia Local-.

A principios de siglo, contar con una estación marítima adaptada a la modernidad se erigía como una de las necesidades de los dirigentes portuarios, aunque no fue una obra prioritaria. Ubicada en la que entonces era la puerta principal al recinto portuario valenciano -hoy una de las aberturas a la ciudad, presidiendo el inicio de la Avenida del Puerto-, la ‘Casa del Reloj’ albergó, en su momento, los servicios centrales de las instalaciones portuarias. También se usó como portal para otras funciones, como venta de billetes, servicios aduaneros, dependencias de comunicaciones e incluso acogida de inmigrantes, según cuentan algunas publicaciones de la época.

El primer gran adelanto para el emblemático edificio fueron las primeras obras de ampliación del Puerto, con registros de aumentos de la actividad portuaria. Más tarde, el Edificio del Reloj se convirtió en una instalación para oficinas de trenes, facilitando así la facturación desde cualquier punto del puerto. Fue entonces un elemento útil para el comercio valenciano en general, aunque los años no pasaron en balde y cayó prácticamente en desuso. No obstante, las obras de adecuación y recuperación del Puerto también tuvieron impacto sobre sus instalaciones.

La reforma de la primera planta durante los años noventa -la construcción consta de planta baja y dos alturas- fue el punto de partida oficial para la implantación del primer curso del Máster en Gestión Portuaria y Transporte Multimodal, que se impartió en colaboración con la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Fueron los inicios del Instituto Portuario de Estudios y Cooperación (IPEC). El mítico edificio regresó acogiendo, entre sus actividades, programas innovadores para la formación de los recursos humanos, la investigación y el desarrollo tecnológico, además de cooperar y transferir tecnología con alcance nacional e internacional.

Hoy, el Edificio del Reloj no solo actúa como sala de grandes exposiciones que continúan acercando el Puerto a la ciudad, sino que alberga eventos de carácter empresarial y profesional.