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Star Wars y mi puerto
Nacho Cigalat Navarro
Docente Centro de Formación Folgado Estiba y Operaciones Portuarias Comercio Internacional Todavía era un niño cuando iba colgado de la falda de mi madre, y de la mano de mi padre. Mano fuerte y robusta donde las hubiese, o por lo menos eso me parecía a mí, presumido y muy orgulloso de ser una de tantas generaciones de estibadores en su familia.
Presumía a menudo de su trabajo y de su puerto en las tertulias con los amigos, tertulias en las que me encantaba estar presente con los ojos y oídos muy abiertos sin perderme detalle asomando mi cabecita justo por encima de la mesa donde apoyaban sus enormes jarras de cerveza. A veces también formaban parte de esa tertulia algunos estibadores más e intercambiaban opiniones y vivencias surgidas durante el día. Pero había una frase que no entendía dentro de mi escaso conocimiento y pequeña cabeza …. "Mi hijo será estibador como lo fue su abuelo y como lo soy yo" frase que no llegaba a entender porque yo siempre decía que quería ser mecánico de coches como mis amigos, puesto que me encantaba jugar con coches y camiones, pero mi padre hacía caso omiso a mis propósitos de lo que quería ser de mayor, porque siempre hay cosas incuestionables.
Un día andaba con mis camiones y coches por casa trasteando cuando mi padre me cogió con su robusta mano dejando atrás mis pequeños juguetes de plástico y metal. Nos pusimos en marcha dentro de su coche y de repente me vi rodeado de cosas inmensas que no acaban nunca y me dijo …. "Hijo aquí trabaja papá, es el puerto". Esa palabra me sonaba de las charlas de mi padre con los otros tertulianos y que siempre decía con la boca grande "PUERTO". Todo era de dimensiones exageradas, paredes envolventes pintadas a trozos de distintos colores, maquinas robustas, maquinas que mandaban esas cajas de hierro a lo más alto de esas paredes que se formaban por todos lados, cosas enormes plagadas de hierro que no sé como se mantenían a flote y que no se veía el final. Era como un puzzle de 3 dimensiones formado por esas cajas de hierro perfectamente ordenadas, y a su vez desordenada de colores. Pero hubo algo que cautivó mi mirada era algo que tocaba el cielo y que se apoyaba sobre cuatro patas con un brazo que se estiraba como buscando el mar para alegarse y otras que se estiraban hacia el cielo como queriendo cogerlo. Mi mente no sabía lo que estaba viendo, pero me recordaban a los AT-AT de las películas de Star Wars cuando se desplazaban sobre esas guías de tren en el suelo. Me sentía extraño en ese mundo de gigantes, a diferencia de mi padre que se desenvolvía con descaro en ese lugar donde todo le parecía normal y a su alcance. Cuando intentamos salir en coche de allí, salían de todos lados una especie de camiones pequeños que detrás llevaban una caja de esas de colores, parecía un hormiguero, pero ese caos me llamaba la atención y me hacía no perder detalle de todo lo que pasaba dentro de esa locura. De camino a casa fui repasando en mi pequeña cabeza todo lo que había visto, y no me dejaba ni un detalle que repasar. Necesitaba llegar a casa para ponerlo en práctica con mis diminutos coches y camiones. No había superficie en la casa que no recorrieran mis "mafis" y camiones, con la pertinente reprimenda de mi madre, pero me daba igual, y así empecé a hacer mis primeros jornales sin salir de casa. Ya iba teniendo sentido que mi padre no tuviera en cuenta lo de ser mecánico de coches cuando fuese mayor. Yo ya quería formar parte de ese inmenso mundo de locura donde las proporciones no existen, donde el agua y las cajas de colores son protagonistas, donde el caos se convierte en orden y donde el descontrol está perfectamente organizado. ¡¡¡ Quería ser Estibador !!! Nacho Cigalat Navarro Docente Centro de Formación Folgado Estiba y Operaciones Portuarias Comercio Internacional |
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