A pesar de llevar mucho tiempo negando la mayor, me temo que debo despertar asumir e interiorizar que el voluntarismo de la mayor parte de los que nos administran y de los que quieren hacerlo, en mi humilde e ingenua opinión, consiste en que ellos creen que están en el mundo que les gustaría que fuera y no como es, y cuando les arrolla la realidad hacen lo que sea necesario para que se asemeje en lo posible a sus intereses, colgando escrúpulos, conciencia y principios en el perchero de la entrada, e iniciando el proceso de adular o condenar (maldita hemeroteca…) hechos o personas que sea necesario, en cada ocasión, para tratar de conseguir su objetivo, ("difama que algo queda"), sembrando dudas para que los enemigos de contrastar, se lo compren.

En este momento, no puedo evitar que me venga a la mente un consejo, de uno de mis primeros jefes, a saber: "Si en alguna ocasión un cliente te pregunta si te gustan los toros, debes responder con otra pregunta, ¿me deberían gustar". Es lo que hay, lo que tenemos y lo que hemos votado, porque esos administradores no lo son por su bagaje profesional, nadie lo es, aunque deberían tratar de serlo y en cualquier caso, ya que cuentan con la potestad de nombrar asesores, que lo hagan por su reconocido bagaje y valía, no por afinidad, porque en ese caso se limitan a decirles lo que quieren oír aquellos que les nombran. En síntesis, da igual la ideología, porque al final "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo", según reza despotismo ilustrado que data del siglo XVIII. Tienen configurados equipos que trabajan pendientes de lo que va ocurriendo en el universo para ver cuál es la postura que más les conviene tomar, bien para tapar cualquier resbalón cometido, cometiendo o por cometer, o bien para sacar rédito, haciendo gala del más puro oportunismo que según la RAE "es la actitud que aprovecha las circunstancias momentáneas para el interés propio". Sin filtro ni límites, por lo que igual vale una invasión, un deleznable e injustificable abuso cometido por un "tonto a las tres", un deceso, o el desliz verbal de un opositor, y con todo esto, los oportunistas van trabajando en la sombra, para lo suyo, más que para los suyos… ahora bien, queda patente que a sabiendas de que el lenguaje no es inocente, la opinión es temporal, y depende de las necesidades en cada ocasión, lo que incluye hacer pactos con los "ausentes", y apoyar o negar una más que necesaria ampliación portuaria. "Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros" (Groucho Marx).
(mrocher@operplus.com)