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Un puzle poliédrico
Vicente Küster
Operations- Seafreight Desde el punto de vista de un transitario, gestionar una operación de comercio exterior equivale a confiar a un niño de once años un puzle de mil piezas con unas instrucciones básicas para completarlo. Un rompecabezas en el que todo debe encajar a la perfección, donde una pieza mal ubicada echa al traste todo el esfuerzo anterior. Y es que son muchos los pasos y muchas las eventualidades y circunstancias donde equivocarte, si no pones toda tu atención y empeño.
Así a bote pronto, puede ocurrir por ejemplo que el shipper te indique de forma incorrecta el número de contenedor o el precinto. Claro está que esto mismo puede ocurrirte también con el transportista. O puede que la documentación del shipper sea incompleta, lo que ocurre en más situaciones de las deseadas. En ocasiones, la naviera rechaza tu reserva de espacio y tienes que empezar desde cero. Si la carga viene en TECO (tren), todo es un poco más complejo y obliga a trabajar con mayor antelación. De igual forma, puede que cuando tengas todo preparado y controlado -transporte incluido-, el cliente te avise de que no tiene la carga lista.
Vuelta a empezar. Es posible incluso que la naviera no active las SICS a tiempo, las anule, o estas caduquen. Matemáticamente, es improbable que en algún momento no tengas la necesidad de llamar por teléfono a la naviera de turno (aquí procede un rezo al Altísimo para no superar los veinte minutos de espera según el caso). Tú mismo puedes equivocarte también al picar la información, un cero de más aquí o allá, un collect que se convierte por arte de magia en prepaid, un Incoterm imposible, un consignee mal indicado... Todas estas situaciones pueden suceder, pero no son las únicas. Porque la naviera puede también 'rolear' tu carga a otro barco, a veces incluso sin previo aviso. No es tan insólito que la booking confirmation de la naviera incluya algún error y debas advertirlo. Con la Aduana pasa un poco como con los semáforos; circuito verde todo va bien, pista libre. Circuito naranja, revisión documental. Como la Guardia Civil de Tráfico cuando amablemente te indica: "Por favor, échese a un lado. Papeles y documentación". El Circuito rojo ya es otra historia: tu carga va a ser revisada físicamente. Aquí la palabra 'posicionamiento' con seguridad hará que te siente mal el desayuno. Todo un planazo. Súmale a este escenario la lucha cuerpo a cuerpo con los "be-eles" (máster y house), con los EUR-1, Cartas de Aduanas, transmisiones, gestiones con el agente en destino, las distintas formas de remitir el Levante según sea la naviera, el Pre-Alert (con cuidado de no liarte con el número de originales y copias...). Pero no se vayan todavía, aún hay más. Según el contexto político-económico del momento, conviene cruzar los dedos para que no haya escasez de transporte, de equipos (contenedores), o de espacio en los buques... Si después de todo este batiburrillo eres capaz de lidiar con la situación y salir a flote, te sientes un poco como Clark Klent con superpoderes dentro de la oficina. Si es tu caso, no hay duda de que eres todo un transitario, y acaso un buen profesional. Aun así, no se te ocurra relajarte. Las mil piezas del puzle que entran en juego cada vez que un buque zarpa de un puerto con destino a otro punto del globo pueden jugarte una mala pasada. En cualquier momento, cuando no lo esperes. Y es que, como dice Forrest Gump en la genial película de Robert Zemeckis, la vida es como una caja de bombones. Nunca sabes lo que te va a tocar. Con la diferencia de que aquí las piezas tienen que encajar sí o sí. En este negocio las opciones intermedias no funcionan, más te vale hacerlo bien a la primera. Para complicarlo todo un poquito más, el tiempo vuela y los plazos te persiguen sin tregua para hacerte naufragar. Por alguna extraña razón, siempre que cargas a cierre y la sombra del closing resulta endiabladamente alargada, se activa automáticamente la Ley de Murphy -si algo malo puede pasar, pasará- y el contenedor se entrega roto o en mal estado. Corre, Forrest, corre. Como colofón para los no iniciados, un secreto a voces: la relación de motivos que puede llegar a emplear una naviera para justificar la supresión de una escala o el roleo de una carga puede llegar hasta el infinito y más allá. Resulta difícil sorprenderse a estas alturas, mi querido Buzz, y sin embargo sucede. Habiéndolas conocido ya de todos los colores, tampoco podemos descartar con rotundidad una nueva justificación: XQMDLG. Lo que viene siendo básicamente "porque me da la gana". Si crees que ya lo has visto todo, date tiempo. Respira hondo. La bandeja de correos entrantes no deja de crecer... |
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