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La Guerra en los Mares
En todas las guerras, las batallas marítimas resultan una de las claves para poder salir victoriosos. Los mares son estratégicamente fundamentales y pueden decidir el devenir de la guerra.
En toda la historia, el mar ha representado un papel importante. Especialmente en las grandes Guerras Mundiales, los buques fueron piedra de toque. En la 1ª GM, Estados Unidos entró en la contienda europea cuando se hundió el Lusitania, en la 2ª GM cuando se atacó la base naval de Pearl Harbor.
En el mar militar, los portaviones han sido protagonistas principales desde su invención. Pearl Harbor, Midway, el Mar de Coral supusieron una nueva era en las batallas navales, dado que, hasta ese momento, se trataba más bien de cañonazos y minas submarinas entre destructores, fragatas, acorazados, cruceros, corbetas y demás buques militares. En la batalla del Pacífico, en muchas batallas en el mar, los barcos no llegaron a verse, y el sino se decidió desde el aire. Cabe mencionar que, en el ataque a Pearl Harbor, los portaviones americanos no estaban anclados en puerto. La batalla del Atlántico fue otra cosa. Los alemanes no tenían una flota destacable, a parte del Bismark, pero enfocaron su estrategia en torpedear la cadena de suministro. Los U-boat hicieron estragos entre los buques mercantes de los aliados. Los submarinos alemanes adoptaron los ataques en manada, y los convoyes que venían hacia Europa padecieron infinidad de ataques, que ahogaron la cadena de suministro aliada, pudiendo haber llegado a asfixiar a Gran Bretaña. Les faltaron submarinos para cubrir el amplio océano. En la batalla del Mediterráneo pasaron sinsentidos como el hundimiento de buques franceses amarrados en Argelia por parte de destructores ingleses. Más de 1.200 marineros franceses murieron en el ataque. Pero lo más destacable en el Mare Nostrum fue el hundimiento del Proserpina, buque cisterna italiano que iba destinado a suplir combustible para los Afrika Corps de Rommel. Fue bombardeado y Rommel perdió el África del Norte por falta de suministros, cuando tenía Suez a tiro. Recordemos que las guerras se pierden por las disrupciones en la logística y cadena de suministro. Sin alimentos, combustible y reposición de avituallamientos, no hay nada que hacer. No hay más que ver el tapón sufrido por las tropas de Putin por falta de combustible y comida esta semana camino a Kiev. Ahora parece que la prioridad es cerrar el acceso naval a los ucranios, y en breve la misión será completada. Se cierra el acceso al Mar Negro y al Mar de Azov. Todo un sinsentido, como el buque estonio que la marina rusa usó, esta semana, como "escudo humano" al detectar minas submarinas en Odessa. Hablando de buques militares, hoy por hoy, hay que tener muy en cuenta el poderío naval-militar chino. Impresionante, pero "hasta aquí puedo leer". En estos momentos se debate si cerrar los puertos a los buques rusos. Con una balanza comercial a su favor, saldremos perdiendo más que Putin, pero de tirados, al río… Si hasta Zara cierra sus 502 tiendas en Rusia, los 40 millones de euros que exportamos de vino y mostos a Rusia y Ukrania parecen calderilla. Lo que si perece mortal es el boicot de turistas rusos, que son de los que más han gastado en los últimos años en nuestras costas, y desafortunadamente no tienen sustitutivo directo; por mucho que nuestra ministra Maroto anuncie campaña comercial por Miami, en busca de turismo yankee, nuestro sector de de turismo y ocio van a seguir padeciendo, igual que tod@s. Todo un sinsentido, como lo son todas las guerras. Si no, remitámonos a nuestro mayor fracaso naval de la historia. Con la Armada Invencible de Felipe II, perdimos 100 buques, 20.000 marineros y 40 millones de Ducados frente a una flotilla inglesa (y muy mal tiempo), todo un sinsentido. Ignasi Llibertat |
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