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Tropiezos
Coleccionables
Como cuando termina un año y comienza otro, así nos sentimos tras las vacaciones. Se acabó la jornada intensiva y se acabaron las vacaciones para muchos.
El pasado 1 de septiembre se notó que el tráfico en nuestra ciudad había aumentado considerablemente, y sólo con un vistazo a los coches vecinos de semáforo podíamos saber qué estaban pensando sus inquilinos. Qué momento más duro, otra vez al trabajo, a levantarnos pronto porque nos obligan, a vender nuestro tiempo, a dejar de disfrutar del mundo para sumergirnos en semanas llenas de trabajo y disgustos.
Este es el mejor momento para llenar nuestra casa de coleccionables de lo más absurdos. Desde las piezas, una a una, de los inventos más imposibles de algún genio renacentista hasta cualquier utensilio, aparato o máquina en miniatura, pasando por barajas, dedales, peluches y un largo etcétera que desde luego, así a voz de pronto, no se nos ocurre a qué ser humano le pueden dar ganas de coleccionar. También nos da por hacer proyectos de futuro. Inglés, gimnasio y toda clase de actividades que nos harán la vida más fácil, los dos primeros días que consigamos llevarlos a cabo, porque es muy posible que también ingresen en nuestros deberes para el próximo año. Luego en enero volveremos a la carga. Así a lo mejor dentro de 50 años podremos decir alguna cosilla en inglés, con un poco de suerte. El caso es que nos encontramos con nuestra realidad de golpe después de haber estado unos meses medio eludiéndola, porque no nos engañemos, aunque estemos trabajando, el verano siempre es más lúdico. Salimos más y conseguimos darle esquinazo a muchas de nuestras obligaciones invernales, pero llega septiembre, y salvo los afortunados a los que aún les quedan las vacaciones, el resto no tenemos más remedio que intentar poner nuestra mejor cara a lo que se nos viene encima. La solución es fácil, intentar día a día mejorar nuestra realidad para que no nos deprima tanto volver a ella. Ese sí que sería un proyecto de futuro inteligente, en vez de apuntarnos a un bombadeo con tal de no asumirla. |
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