Un servicio de Valencia Marítima
Lunes, 25 de noviembre de 2024


Servicios, Personas y Humanidad
F. Miguel Rocher
Managing Director
Insurance Team & Claims (ITC)
Customs Legal Consultant Operplus
VM, 14/10/2021

Hola, soy tu cuenta de e-mail y aunque no te lo creas, este virus que nos ha sustituido la vida que conocíamos por otra que no conocemos, a pesar de no temer a lo desconocido, ha trabajado a mi favor, marcando y aumentando más, si cabe, la distancia entre los seres humanos. pic

Es muy probable que pienses que te he facilitado la vida, te he dado comodidad y ahorro de costes, pero también te he quitado intimidad, sensaciones que te ayudan a tomar decisiones y percepción acerca de la mirada del que te habla, pide o da. Cuando mis usuarios mandan un mensaje de e-mail, lo hacen con un determinado estado de ánimo, que puede ser magnífico, bueno, regular, malo o terrible. Pero lo que más me divierte es, que la persona que lo recibe tiene otro estado de ánimo que puede ser totalmente opuesto, o simplemente no lo lee en el momento que le llega, a pesar de lo que piense el que lo ha enviado. Aunque debo decir que alguno de mis ingenuos clientes, pretenden vivir colgados de sus dispositivos para leer los e-mails, incluso antes de que el que lo escriba le dé a "enviar", incluso si el momento es intempestivo, festivo, vacacional, familiar, sentimental, privado, en definitiva. Los tengo pillados. También me gustan mucho, aquellos que reciben un e-mail, lo leen una sola vez y no siempre en su totalidad, pensando en la respuesta en lugar de la comprensión de lo que están leyendo, provocando una multiplicación magnificada, tanto del buen como del mal contenido que puede llevar la misiva. Lo que multiplica a la enésima potencia el número de mensajes cruzados, para resolver una nimiedad, en muchos casos y creando una mayor dependencia de mi uso. Confío en que a nadie se le ocurre escribir un e-mail, leerlo varias veces y dejarlo reposar un buen rato, antes de poner el nombre del destinatario y pulsar la tecla de salida. Por supuesto, doy por hecho que todos van a seguir añadiendo destinatarios directos, en copia o en copia oculta, a diestro y siniestro, como si la gravedad empujara sus dedos contra el teclado y el ratón. Ese bicho que aún anda por ahí, ha conseguido que la gente se viera menos, se sentase a charlar menos, se aislase y me entregara su vida a mí y a otras redes sociales.

Cierto es que algunas formas de reunión digitales han nacido y han crecido, pero incluso los que participan en esas reuniones surrealistas, me tienen en su dispositivo, en la mano, fuera de la cámara y me van viendo como entro y como me responden. Corcho!, como a la gente se le ocurra pensar que puedan hablar por teléfono y en persona, discutir las tensiones de viva voz, y como no, mejor con un café o un vino. En esa profesión que tanto me quiere y me necesita, los logistas, son capaces de resolver temas relevantes en media hora. Mientras que a través mío, pueden pasar días. En fin, a ver si los seres inhumanos recuerdan que son seres humanos y que el contacto y la humanidad con la que trabajan, son más de la mitad del éxito de sus decisiones. "El trabajo es una invasión de nuestra privacidad" (Woody Allen)
mrocher@operplus.com