Tras más de cuatro décadas vinculado al puerto de Valencia, Carlos Naranjo González se jubila.

Carlos Naranjo se jubiló el pasado 4 de agosto

Con apenas 20 años se incorporó a la Junt ade Obras del Puerto, que luego pasó a denominarse Puerto Autónomo de Valencia y, finalmente, Autoridad Portuaria de Valencia.

A sus 62 años Naranjo ha compartido tiempo y trabajo con muchos de los grandes profesionales que han pasado por la entidad. Recuerda con especial cariño a José Luis Vilar Hueso y al comisario José Duato, también a José Aparicio y a Rafael Aznar o Juan Esquembre, Salvador Castellano, Arturo Monfort, Luis Misas, José Martín Tur o Néstor Martínez, son algunos de los profesionales, algunos desaparecidos ya, otros jubilados y algunos más todavía en “la casa” de los que guarda un buen recuerdo.

También ha conocido a varios presidentes porque 42 años dan para mucho: José María Boquera, Fernando Huet, Rafael del Moral y Aurelio Martínez y a varios directores, entre ellos Jaime Ronda, Ramón Gómez-Ferrer o Francesc Sánchez.

Crecimiento
“La evolución del puerto vino marcada por la aparición del contenedores y la ampliación del puerto”, explica Naranjo. Su relación con las empresas consignatarias fue durante mucho tiempo presencial y luego pasó a ser telemática, de manera que de alguna forma se perdió el contacto personal. Hasta la “irrupción” de las nuevas tecnologías la gestión de solicitud de atraque, de grúa, ocupación de superficie y suministros se gestionaba cara a cara. Naranjo también se ha ocupado de las autorización y documentación para los medios de comunicación y las autorizaciones para la relación de trabajos subacuático.

“Si me tuviera que quedar con un recuerdo, tengo especial cariño a la figura de Juan Bautista Salom, que fue mi maestro en el puerto”, apunta.

¿Y a partir de ahora? Pues a cuidad sus animales y a seguir dedicando tiempo a su faceta más solidaria. Carlos Naranjo apadrina a seis niños (ha contado con la colaboración de la comunidad portuaria en la realización de colecctas) y coopera en la medida de sus posibilidades con la Casa de la Caridad.