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Sábado, 11 de enero de 2025

Tropiezos

Vacaciones
Avirul, 20/08/2004

Esperamos las vacaciones como agua de mayo, todo el año pensando en la barbaridad de cosas que vamos a hacer cuando suene el pistoletazo de salida.

Ese día especial en el que sabes que no verás la cara de tus compañeros y tu jefe en unos santos días. No es por nada, pero la verdad es que a muy pocas personas tienes tantas ganas de perderlas de vista, incluso en el caso en el que te lleves fenomenal con ellos.

Días libres, en los que no van a salir las cosas ni mucho menos como hemos planeado pero que nos sabrán a gloria. Puede que luego, nos equivoquemos de destino, contratemos un superviaje de saldo en el que hasta las bolsas de papel del avión sean recicladas, pero no estaremos trabajando, que es lo importante.

En circunstancias normales el periodo de vacaciones no suele ser muy idílico que se diga, y si no se los preguntamos a las miles de parejas que vuelven del ansiado descanso derechos al juzgado o a casa de sus respectivos padres, pero aún así estamos mejor que en el trabajo.

Se estropeará el coche en una de esas caravanas en las que nos pasamos días enteros. Oliendo los gases de los tubos de escape y en un ambiente poco más que infernal teniendo en cuenta la cantidad de maldiciones e improperios que oímos de los coches de al lado, tan cercanos que sabremos si a sus respectivos pasajeros les huele o no el aliento. Eso sin contar con los toros que llevamos en el nuestro, porque como no vayamos solos, es el momento idóneo para sacar los trapos sucios.

Esas vacaciones en las que dormimos fatal porque nos ha tocado un colchón con un agujero en medio. En las que nos perderemos incluso antes de salir del hotel, y por supuesto para llegar a cualquiera de los sitios programados.

Eso sin contar con los malabares de hacer y deshacer maletas y el estrés post vacacional cuando nos damos cuenta de que no nos queda ni un día libre hasta que termine el año y que además, nos lo hemos gastado todo en esta carrera por conseguir las mejores vacaciones.

Pero, aún así, vivan las vacaciones. Esos momentos en los que las diferencias económicas se hacen abismales pero que nos venden como si fueran para todos iguales. Cómo leí el otro día en El Jueves "Si no bebes Ganao, qué has desayunao".