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Tropiezos
En la playa II
Ya estamos instalados en la playa hechos una croqueta. Y luego nos extrañamos de porqué tenemos ese moreno tan penoso lleno de rodales blancos y como si no nos hubiésemos lavado en meses.
Además nos da muchísima rabia cuando vemos a esas personas humanas como muertas, totalmente estáticas, qué curioso, ellos se doran al sol porque son cuerpos sin vida durante horas, y nosotros que no paramos de movernos que nunca hemos estado tan vivos, estamos enterrados totalmente y encima nuestro moreno es de lo más pastoril. Es que la vida es así de contradictoria. Pero bueno tendremos que intentar meternos muchas veces en el agua para ir quitándonos este terragal. Craso error, porque en cuanto entremos nos daremos cuenta que saldremos mucho más sucios, si es que eso es posible, porque el agua transporta todo un vertedero como el que no quiere la cosa, allí te puedes llevar a la boca cualquier barbaridad, sin contar con esos ahogos que nos pueden entrar cuando al intentar bucear salimos con una bolsa en la cabeza, que no veas el susto que nos hemos llevado que pensábamos que era una medusa, que no hemos respirado por decir alguna cosa hasta leer las letras rojas de un conocido supermercado. Claro que con un poco de suerte salimos con moreno tizón porque también puede que algún barco en una de esas ventosidades haya conseguido esparcir una miaja de marea negra que se quedará adherida a tu piel como si de un traje de neopreno se tratará. Que en este caso el barrizal que se va a armar cuando salgas del agua ya no te lo quita ni dios, tendrás que irte andando hasta tu casa, porque en el autobús ni te van a dejar pisar con esa pinta, y tendrás mucha suerte si te dejan entrar en el dulce hogar. Todo esto, sin olvidarnos de las cositas naturales, que no agradables, que nos podemos encontrar también en el agua, llamense algas y otros objetos no identificados que son como pelotillas marrones con pelos que dan un ay que no te quiero contar.
La única ventaja que vemos llegados a este punto, es que con los espectáculos varios que dan, y damos, de vez en cuando los pobres bañistas gracias a estos imprevistos, totalmente previsibles en según que playas, nadie se va a fijar nunca en si hemos metido mejor o peor nuestros accesorios en el bañador. |
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